¿Cuáles son los factores pro-inflamatorios y cómo reducirlos?

La inflamación crónica tiene consecuencias destructivas para el organismo. Y, según el estudio “Inflamación en diálisis”, de Juan Jesús Carrero y María Elena González, “en el caso de la insuficiencia renal crónica, sobre todo en estadios avanzados y durante la diálisis, las concentraciones sistémicas tanto de citoquinas proinflamatorias como antiinflamatorias se encuentran aumentadas”.

Si bien la inflamación crónica no tiene necesariamente síntomas evidentes y, en muchos de los pacientes con enfermedad renal va de la mano a los tratamientos, existen factores que la propician. Algunos de estos son:

  1. Estilo de vida sedentario: Generalmente va de la mano con una alimentación inadecuada y contribuye directamente al desarrollo de inflamación en el organismo y sus enfermedades asociadas.
  2. Obesidad: La grasa, sobre todo la abdominal, secreta hormonas y proteínas (citoquinas pro-inflamatorias) que inducen la respuesta inflamatoria.
  3. Diabetes: La hiperglucemia diabética es un perpetuador de la inflamación y, asimismo, ésta promueve la diabetes.
  4. Dieta hipercalórica: Una alimentación con exceso de calorías, grasas saturadas e hidratos de carbono refinados (como pan blanco) es uno de los agentes más claramente asociados a un aumento de la inflamación.
  5. Tabaquismo: Los productos de combustión del tabaco inducen la inflamación del organismo.
  6. Estrés físico y psicológico: Ambos perpetúan la inflamación crónica.
  7. Alteraciones del sueño: Incrementa los niveles de moléculas pro-inflamatorias.

¿Cómo reducir la inflamación?

Las recomendaciones más importantes para reducir la inflamación silenciosa están ligadas a la alimentación de las personas.

Algunas de éstas son: evitar las grasas saturadas (como la mantequilla, margarina, aceites, pan, harinas, fideos, arroz blanco, azúcares refinados, alimentos procesados y bebidas gaseosas), reducir las calorías de tu dieta (de acuerdo al gasto energético), elegir bien las grasas (deben predominar las grasas poliinsaturadas omega-3) y cuidar la flora intestinal, aumentando el consumo de alimentos ricos en fibra como el ajo y la cebolla (para más información sobre el tema, revisa la siguiente infografía LINK).

Por otro lado, como las personas con enfermedad renal deben evitar el uso de fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), se recomienda que opten por alternativas naturales a estos medicamentos, como la cúrcuma, el jengibre y el pescado (para más información sobre este punto, revisa la siguiente infografía LINK).

* Fuentes utilizadas para la redacción del artículo:
-http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0212-16112007000800001

-Información proporcionada por las nutricionistas renales Macarena Arancibia y Andrea Muñoz, ambas del Centro de Nutrición Cardiorenal.


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