Mantener la buena salud de los riñones es crucial para una vida sana porque estimulan la producción de glóbulos rojos, regulan la presión arterial y mineralizan el esqueleto, entre otras funciones. Por eso, es importante cuidarlos y ser capaces de detectar de forma precoz todas aquellas señales que nos alerten que algo está fallando, dado que la mala función renal se puede detener, pero nunca recuperar el daño.
Según datos del Ministerio de Salud, a nivel mundial Chile se encuentra en el 18º lugar de incidencia de Enfermedad Renal Crónica (ERC), 8º en prevalencia y 3º en niveles terminales de la enfermedad, los que se asocian a diálisis o necesidad de trasplante, y esto implica una alta asociación con el desarrollo de otras enfermedades.
Por ejemplo, las personas que sufren hipertensión arterial y/o diabetes, pueden dañar de forma irreversible los riñones. El problema se agudiza ante la falta de diagnóstico, tanto de estos factores de riesgo, como de la misma enfermedad.
La presión arterial alta es la segunda causa de falla renal: representa aproximadamente una cuarta parte de todos los casos a nivel mundial. Para prevenirla o evitar que el daño renal empeore si ya lo tiene, debe controlar su presión arterial, seguir una dieta saludable para el corazón, no fumar ni usar tabaco, reducir el alcohol, mantener un peso saludable y hacer ejercicios la mayoría de los días de la semana.
Algunas acciones rápidas que puede incorporar a su rutina para cuidar la salud de sus riñones son: reducir el consumo de sal o evitar añadirla a sus comidas, usar hierbas frescas, jugo de limón o especias, evitar los alimentos procesados y reducir el consumo de comida rápida. Además, elija vegetales frescos o congelados en lugar de enlatados y, si utiliza estos últimos, enjuáguelos con agua antes de consumirlos. Por último, compre artículos que digan “reducido en sodio” o “bajo en sodio”, pero si ya tiene ERC asegúrese de verificar que estos artículos no contengan potasio como sustituto de la sal.
Asimismo, la diabetes -que implica que el nivel de azúcar en la sangre sea muy elevado- eventualmente puede causar daños en los riñones. A ello se le denomina nefropatía diabética y está asociada a la diabetes mellitus tipo 1 y 2. Se desarrolla bastantes años después de instalado el defecto del control de la glicemia y en una forma absolutamente asintomática, lo que dificulta hacer un diagnóstico oportuno.
No obstante, en las últimas etapas, los signos y síntomas incluyen: presión arterial que empeora, proteínas en la orina, hinchazón de los pies, los tobillos, las manos o los ojos; mayor necesidad de orinar, menos necesidad de insulina o medicamento para la diabetes, confusión o dificultad para concentrarse, pérdida de apetito, náuseas y vómitos, picazón persistente y fatiga.
Por lo tanto, las personas con diabetes deben someterse a pruebas periódicas para detectarla, que incluyen un examen de orina y un análisis de sangre para ver qué tan bien los riñones están funcionando. Debe comer alimentos saludables, ser activo, tomar sus medicamentos, sobrellevar los efectos emocionales de la diabetes y reducir su riesgo de tener otros problemas de salud, por ejemplo dejar de fumar.