Un ataque cardíaco puede desencadenar una insuficiencia renal aguda. Existe una clara relación entre el corazón y los riñones que provoca que la enfermedad de uno, aumente el riesgo de enfermedad en el otro. No obstante, se pueden tomar medidas preventivas para no agudizar el problema.
En el caso de un ataque cardíaco son varios los factores que contribuyen al deterioro de la función renal. Uno de ellos es el estrés del ataque cardíaco, que puede generar cambios hormonales dentro del cuerpo, lo que ejerce un efecto negativo sobre el trabajo de los riñones. Segundo, los cambios en la función cardíaca porque se produce una reducción en la provisión sanguínea a los riñones. Tercero, los medicamentos administrados después del ataque cardíaco también pueden afectar la función renal, incluida la sustancia de contraste utilizada en los exámenes radiológicos, como la angiografía o las exploraciones por tomografía computarizada.
Cabe destacar que las investigaciones científicas revelan que si las personas con insuficiencia renal crónica que además tienen patologías de base asociadas, como la diabetes o la hipertensión, sufren un ataque cardíaco o presentan insuficiencia cardíaca aguda tienen un mayor riesgo de daño agudo al riñón y una menor probabilidad de recuperación del órgano, de lo que tendría una persona que sufre esto, pero que no tiene enfermedad renal.
Los resultados de los estudios, en las personas con daño renal, indican que hay avance de la insuficiencia renal crónica existente hasta el punto de requerir diálisis y más riesgo de morir durante el primer año del ataque cardíaco.
Si bien el panorama puede resultar poco auspicioso, se pueden tomar medidas para reducir los riesgos: como evaluar la dimensión del daño renal después del ataque cardíaco, dado que en algunos casos los riñones se recuperan y vuelven a funcionar normalmente dentro del transcurso de uno o dos días después del daño. Por eso la importancia de que hacer un seguimiento médico con regularidad para controlar la función renal.
Mientras que si el daño es más severo, el tiempo de recuperación será más largo. Por eso su especialista tratante del problema cardíaco debe incluir a un profesional en riñones para garantizar que el cuidado, el control, los ajustes en los medicamentos y la instrucción al paciente sean adecuadas.